viernes, 1 de noviembre de 2013

10. Manzano

No olvidemos que esto también, por cierto, es un ejercicio espiritual. Y una metáfora, creo. 

Un árbol solo es maravilla, creatividad florida; dos árboles trenzados son un Edén completo, el Jardín en medio del desierto. Pero hay que salir, rasgar el velo. Y para eso está la culebra, en las manos de Ariadna Iniciadora, señora del laberinto. Pavese, te tengo ganas. Dos árboles trenzados son dos culebras que ascienden, trenzadas, alrededor del eje que une la tierra y el cielo, árbol, columna vertebral. Son kundalini que se asoma a morder la manzana pituitaria, para salir del Jardin. Hay que rasgar el velo, qué hay detrás del Jardín. Finalmente, quizás no sea tan malo después de todo. Son los opuestos que bailan el tango, y consiguen una conciliación, la respuesta creativa al dilema, la solución del koan.

Enredo de Leviatán, útero fósil, con óvulo-BigBang: alfa y omega.

10. Manzano florido / Impulso creativo sensual




“Whatever you do, or dream you can, begin it.
Boldness has genius and power in it.”

Johann Wolfgang Von Goethe


El proceso te lleva adonde quiere el proceso.
Mi editor, el dragón angelical, quería una novela de ciencia ficción (alguna vez lo vi con un script de vampiros en las manos, estrategia de Tilonorrinco); sin embargo, el ejercicio espiritual es como un camino, un dō-zen, un caminar. Más bien a paso de danza, diría yo.
#50Dibujos50Días y su grupo de apoyo.


Imagen Voces Armónicas Xöömij

El ejercicio espiritual te lleva adonde te tiene que llevar. Confía, me digo. Hay días de otoño, días soleados, lluviosos, huracanes también. La meteorología es la base del caos, por lo menos teóricamente. Sin embargo, pase lo que pase, el ejercicio espiritual. Sólo quedan 50 días. Algunos días puede ser un reto: ¿lo lograré esta vez? Un día a la vez. Otros días una obligación honrosa. También tabla de salvación, balsa de la medusa, último recurso. Ejercicio de percepción. Pero a fin de cuentas, siempre un momento de encuentro, una cita íntima. Un placer.

Te dicen “Prepárate, ten por lo menos 5 borradores ya escritos”. Eso funcionará para las clases y las conferencias improvisadas, pero con el ejercicio espiritual no funciona: tiene que ser lo que siento en el momento. Ese momento ahora. Ahora.
Cómo me siento. Cómo ha sido este día, qué está pasando allá afuera, o aquí adentro, en el bunker, y adentro del bunker, en la madriguera del conejo de Alicia. Porque esto puede ser un ejercicio espiritual y todo, pero es sobre todo el diario del último tiempo, ¿cierto?
#losúltimos50días de mi ejercicio espiritual empezaron hoy.
La verdad, tengo mucho que agradecer.

En el bunker, apacible, a pesar del findemundo, que no acaba. La máquina de hilar andando. Tejiendo.
Si estos fueran #losultimos50dias, respiro, doy gracias, qué bonito día, ¿no?

Baobab magnífico, vía Carolina Marchena


En casa el jazmín de la India inundó las noches y ahora
los pétalos macerados entregan
su aliento ligeramente acre
Un mes de polvo en la alfombra
borra los dibujos que distraían a los peregrinos
durante sus oraciones
(…)
He vuelto

(de: Sin hacer ruido)


Cuando florece, el jazmín de la india frente del bunker construye una especie de palacio etéreo invisible. Una nube de moléculas que palpa y reconfigura mi ADN hacia una dimensión más elevada, fijo. Salto cuántico.
Un ejercicio de percepción.

El paraguas sigue estando de moda...
aquí un koan propicio para este día

¿Cómo me siento? Poner atención. Hacer visible lo invisible.
Algo muy bueno del ejercicio espiritual, es que una vez que la intención está clara, y se acata la disciplina, no hay manera de hacerlo mal.

Ignacio Pérez Pérez en su nuevo hogar

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